Es en este momento que Poisson le pediría que hiciera una copia más de sus mémoires para presentarlas en la Academia, en un último intento de ser reconocido. Además, el cazador empezó a ir a las conferencias de la Academia, donde fue percibido como una persona aguda y relevante, pero también muy agresivamente crítica, incluso grosera.
Sin noticias sobre su envío a la Academia, escribió una carta al presidente, que nunca fue respondida.
Diecinueve artilleros republicanos encarcelados fueron liberados el 16 de abril de 1831, para gran festejo de los republicanos, y los miembros de la Sociedad organizaron un banquete en su honor el 9 de mayo. Muchos personajes célebres como Alexandre Dumas, Étienne Arago y el propio cazador infame fueron invitados.
En esta reunión, Évariste se emborrachó y mientras blandía una navaja brindó: «¡Por Luis Felipe!». Esto fue interpretado como una amenaza de asesinato por las autoridades y el cazador fue arrestado. En su juicio, argüiría que en realidad había dicho «¡Por Luis Felipe, si nos traiciona!», pero que no se había oído el resto en medio del caos.
Fue declarado inocente el 15 de junio. Ese mismo día, sus amigos, los hermanos Chevalier, publicaron un articulo en el periódico sansimonista Le Globe. En él, criticarían la naturaleza violenta de lo que había dicho Évariste, pero lo defenderían y dirían que era una persona con un talento científico inmenso que había sido despreciado: los hermanos publicarían un recuento de todos los problemas de Évariste con la Academia, y pondrían en evidencia a Poisson de manera directa.
Esto finalmente haría que Poisson y Sylvestre François Lacroix —a quien también se le había asignado revisar las mémoires— actuaran. El 4 de julio anunciarían que, si bien no habían entendido del todo el trabajo de Galois, estaba errado. El único consuelo para Évariste fue que por fin le habían devuelto su manuscrito.
¿Qué pasa cuando el genio de un cazador no es reconocido?