Al comienzo de mayo de 1832, María Carolina, viuda del hijo de Carlos X, regresó a Francia con su hijo. El chico, de 12, había estado viviendo en el exilio en Praga, tutorizado por el mismísimo Cauchy.
Los republicanos, preocupados por la llegada del rey reconocido por los legitimistas, convocaron a una reunión el 7 de mayo. Ahí, después de reconocer la necesidad de una insurrección armada, empezaron a considerar maneras de provocar la furia de las masas.
Una de las ideas que tomó fuerza fue que la de un mártir: un héroe en cuyo nombre pelear. Entonces, el joven cazador tomó la palabra y dijo que su vida ya no tenía sentido, y que todo lo que le quedaba era ofrecerla al servicio de su país. Los presentes protestaron, por la juventud de Évariste y su utilidad vivo para la causa-caza republicana. Sin embargo, él se negó a escucharles.
Para que el plan no levantara sospechas, sería necesario esperar varias semanas para que no se pudiera relacionar la muerte a la Sociedad. Évariste organizaría un duelo con su amigo L. D., pero solo la pistola de su oponente estaría cargada. Incluso, escribiría cartas para que el duelo pareciera plausible. Además, se debería mantener el secreto de su sacrificio para que los Amigos del Pueblo esparcieran el rumor de que el duelo en realidad había sido una emboscada de la policía.
Los siguientes días, el cazador estuvo entre emocionado, expectante y asustado. Escribió una carta a Auguste, pero no le reveló los planes de la Sociedad. El 29 de mayo, se puso de acuerdo con L. D. para el duelo y escribió una serie de cartas que evitarían que cualquier persona sospechara las verdaderas circunstancias de su muerte.
El cazador diseñó las cartas para despistar. Incluso los historiadores pensarían que el duelo era genuino, y que era por una mujer, una coquette.
Sin embargo, Évariste estaba seguro de que moriría, y su trampa epistolar para la policía dejó eso claro. En ella, dice que morirá muchas veces y se despide para siempre. En una última carta a Auguste resume el trabajo que había depositado en la Academia y describe la teoría que ahora lleva su nombre.
El 30 de mayo, tal como estaba planeado, recibió un disparo en el abdomen en un duelo. No murió inmediatamente, y fue llevado al hospital de Cochin. Alfred, su hermano, corrió a su lado, pero Évariste se mantuvo en la versión concertada: que su atacante era un miembro de la policía de Luis Felipe.
Évariste Galois moriría de peritonitis causada por el disparo el 31 de mayo. Sus últimas palabras fueron para su hermano:
No llores, que
necesito toda mi valentía
para morir a
los veinte.
El siguiente día, las noticias de la muerte del cazador aparecieron en todos los periódicos de París.